viernes, 10 de diciembre de 2010

WORKSHOP 3. LA ARQUITECTURA DEL CIELO


El primer día del workshop llegamos al taller y salimos a tomar fotos de las nubes y a hacer dibujos del cielo. En la tarde, después de la visita al Xul Solar, regresamos al taller a pintar sobre papel craft y con tiza azul unos dibujos a gran escala. Luego unimos los dibujos de todos y formamos un gran cielo. También realizamos diagramas sintácticos de una foto de una nube que había tomado en el recorrido.








Al día siguiente, viajamos hasta Zarate un pueblo a 1 hora y media de Buenos Aires. Para llegara hasta aquí tomamos un bus en la Avenida Santafé que nos dejó en una oficina de remisas en Zarate, en donde nos repartimos en grupos de cuatro para coger los carros que nos llevarían hasta el Club de Planeadores. Debimos esperar 2 horas hasta que empezó a volar el primero de nosotros, porque antes estaban los pertenecientes al club y por tanto tenían prioridad. Fue una experiencia increíble en la que pude experimentar la fragilidad de estar volando. Cuando nos vemos enfrentados a situaciones en las que sentimos la vulnerabilidad de nuestra vida, experimentamos sensaciones de adrenalina que al regreso a la normalidad resultan muy enrriquecedores. Al regresar a tierra tuve una visión diferente de ese cielo que antes Carlos nos había hecho notar desde abajo. Cuando se levanta la mirada y se ven las nubes, la luz, las estrellas, los pájaros volando se hace un ejercicio desde otra perspectiva. En el momento en que no integramos a ese paisaje y pasamos a ser un elemento más de los que se mueven en ese vacío, el concepto que tenemos del cielo se nos transforma por completo. Es interesante integrar este tipo de experiencias al trabajo teórico porque abre la visión y nos permite abarcar un tema desde distintos ángulos no solo desde lo escrito en el papel sino desde el trabajo empírico. 



Mi proyecto para este workshop lo lleve a cabo en compañia de Andres Combariza, Catalina Guzman, Maria Paula Villabona y Mauricio Quintero. Nuestra propuesta partió de una frase que decía cuando vez el cielo por primera vez nunca vuelves a ver la tierra igual. La idea era regalarle un pedazo de cielo, en prinicipio, a los transeuntes de Buenos Aires que iban a ser intervenidos en el espacio público. Luego se nos ocurrió que podríamos hacer algo a través del correo de la ciudad, algo así como enviar unas cartas a destinatarios desconocidos sacados al azar del directorio, con mensajes que los hicieran reflexionar sobre el cielo. Finalmente nos pareció que a través de Facebook podiamo lograr una mayor difusión. Decidimos utilizasr este medio como un recolector de cielos del mundo, en el que por medio de la integración a un grupo llamado Colección de cielos, cualquier persona  pudiera acceder y colgar, ver u opinar sobre imágenes de cielos. El objetivo es lograr un intercambio masivo sin discriminación. Para sorpresa de todos, el grupo creció rápidamente, tanto, que en cuestión de 24 horas ya tenía 613 miembros. Es importante ver como este tipo de medios pueden ser excelentes instrumentos para la difusión de ideas inteligentes y no solo ser utilizado como una página de ocio. 





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